Horacio Eichelbaum - Una historia sin escribir

A propósito de las Mesas de Convergencia UNA HISTORIA SIN ESCRIBIR
Desde febrero pasado fue cristalizándose a inesperada velocidad un gran movimiento de convergencia social que hoy responde genéricamente al nombre de 15M o ‘indignados’. La sociedad se había ido organizando espontáneamente en distintos grupos de acción que terminaron asociándose en la plataforma DRY (‘Democracia Real Ya’) y cobrando un insólito protagonismo en la vida política española. Como varias veces lo hemos recordado, el reclutamiento de militantes se hizo desde una doble consigna: no queríamos tener nada que ver con los partidos políticos ni con los sindicatos.
En estos últimos días se ha estado dando publicidad a la creación de las llamadas ‘Mesas de Convergencia’, que parecen moverse dentro o cerca del 15M y que pretenden promover un encuentro entre distintas corrientes de pensamiento. Anuncian con entusiasmo disponer de un ‘batallón’ de más de 2000 intelectuales, entre los que figuran muchos nombres de prestigio.
El solo anuncio ha generado reacciones variadas, incluyendo aclaraciones de alguna personalidad (como el profesor Carlos Taibo) explicando por qué no aparece firmando la convocatoria inicial de estos ‘convergentes’, a la que siguió una respuesta de varias personas que sí firmaron la convocatoria.  La pregunta que rodea a este asunto de los Grupos de Convergencia es su razón de existir: ¿qué tipo de ‘convergencia’ nos anuncian, cuando el 15M es, en sí mismo, un gran movimiento social de convergencia?
Yo me cuento entre los muchos compañeros que hemos visto, o intuido, o solo sospechado, que esta nueva ‘movida’ intenta reciclar a entidades o instituciones que habían quedado ‘fuera de juego’ por dos razones bastante obvias: de una parte, o bien no habían estado ‘a la altura’ de los acontecimientos en cuanto a resistir los golpes que el sistema nos daba y nos sigue propinando, o bien habían actuado lisa y llanamente como aliados del Sistema, como es el caso más conocido, (y así lo expresaba Taibo) de los sindicatos llamados ‘mayoritarios’ (CCOO y UGT); y de otra parte, que el 15M, nacido al calor de un rechazo de plano a las formaciones políticas y a los sindicatos existentes (rechazo que fue limándose con una prédica incesante procurando reducirlo a una condena del bipartidismo y el ‘bisindicalismo’), no ofrecía sitio más que a los ‘ciudadanos’. Es decir, que nuestro movimiento no daba oportunidad de protagonismo a formaciones ‘para-políticas’ como Attac, ni menos todavía a los propios partidos, como Izquierda Unida.
O sea, que nos encontramos hoy con formaciones variadas que se mueven en el mundo de la política y que están buscando ocupar un lugar de importancia (apuntarse a alguna ‘nomenklatura’) al sentirse desalojadas o desvalorizadas por el amplio movimiento social del 15M. ¿Cómo hacer para ‘reciclarlas’ en los casos, como el de los sindicatos ya mencionados, que habían llegado a altas cotas de desprestigio? ¿Y cómo hacer para buscarle acomodo a estos grupos y fuerzas a los que el 15M había dejado fuera con absoluta naturalidad, simplemente por haber nacido y crecido agitando el rechazo a todo ese mundo político creado alrededor del Sistema?
Este intento por rehabilitar partidos y sindicatos parece haber encontrado un adalid en Attac, que cuenta con un grupo asesor titulado ‘científico’ en el que los más promocionados son varios economistas. Incansablemente, personas que efectivamente militan dentro del 15M mencionan y elogian los ‘post’ de miembros de Attac, cuyos nombres aparecen siempre junto a las siglas . (En una oportunidad en la que pregunté por qué estos compañeros llevaban siempre una suerte de ‘apellido’ –Attac- cuando todos los demás solo damos nuestros nombres, se me explicó que esa trama política tenía un estatus especial dentro de DRY, que le permitía incluso votar como un No Do territorial. Ignoro las razones por las cuales se adoptó ese criterio, tan diferente, que yo sepa, del que se aplica a los demás integrantes de DRY, sean ciudadanos de pie, como yo, o movimientos o grupos con objetivos no políticos).
Uno de los economistas de Attac, Alberto Garzón, apareció en un momento dado mencionado como posible candidato…¡a la presidencia del Gobierno!... por parte de un hipotético partido político que podría surgir del 15M (fueron varias las ocasiones en las que se lanzaron campañas para estimular la conversión de nuestro movimiento social en un partido). Aquella nueva propuesta fue rápida y enérgicamente desmentida y se ratificó, por enésima vez, que el 15M no pretende ser un partido.
Todas estas ‘movidas’ pueden verse como antecedentes de estos Grupos de Convergencia. Uno de los argumentos que esgrimen algunos de sus promotores es que ellos vienen para ‘sumar’ fuerzas. Y es cierto que nuestro gran trabajo pendiente es, por encima de todo, atraer a nuestro movimiento a grandes masas de gente que permanecen engañadas o indiferentes. Pero siempre hemos creído que ese acercamiento se va a poder intentar desde aquellas consignas iniciales de rechazo a los partidos y los sindicatos que han sido aliados del Sistema o que se han asociado con los responsables de esta farsa democrática en la que vivimos.
Hace muchos años, y como parte de una historia auténtica del Siglo XX que aún está por escribirse (1), se llegó a formar el Movimiento de Países No Alineados, en el que se agruparon los líderes de los grandes movimientos de liberación del Tercer Mundo (Nasser en Egipto, Nerhu en la India, Tito en Yugoslavia,  Sukarno en Indonesia…y tantos más). El modo de neutralizar a este movimiento fue ejecutar una maniobra de ‘convergencia’ sobre él: se le fueron sumando países que estaban bajo la órbita norteamericana (como Marruecos) o bajo la órbita soviética (como Cuba) y así lo fueron vaciando de contenido. De ser una alianza de países que proclamaba y defendía su independencia de las dos potencias que disputaban el mundo pasaron a ser parte de un ‘collage’ donde cada vez eran más las naciones mediatizadas por la fuerza de los imperios.
Lo traigo a colación porque es un ejemplo evidente de que lo que matemáticamente es una ‘suma’ políticamente puede ser una terrible ‘resta’, a tal punto que puede llegar a desnaturalizar el propósito mismo que se defiende. Pero también creo que es bueno recordarlo y no solo porque esa historia está aún sin escribir –algún día se escribirá, cuando puedan hacerlo los perdedores de todas las disputas de poder del pasado siglo y de lo que va de éste--  sino también porque esos líderes fueron los que realmente estaban empujando una revolución: soltándose del poder de las dos superpotencias intentaban romper una estructura de sometimiento. La ruptura del orden hegemónico era la gran revolución que procuraban y que todavía nos queda muy lejos. Pero hoy en día una verdadera revolución pasa por lo mismo: por quebrar el poder imperial –de cualquier imperio- para lograr que los pueblos sean dueños de sus destinos.
Esa es la perspectiva en la que se inscribe, en mi opinión, el 15M, que necesita que converjan hacia él millones de españoles y no un batallón de 2000 intelectuales: para acudir a una manifestación, bienvenidos sean; para reflexionar y aportar sus opiniones, bienvenidos sean; pero no necesitamos la ‘convergencia’ de la vieja política ni del sindicalismo genuflexo porque dejándolos fuera es como llegamos hasta donde estamos… y –creo yo-- como seguiremos avanzando.
(1)  Yo intenté dar algunas pinceladas –o brochazos--  en “Un planeta a la deriva – Progreso y democracia, mitos del poder global” (Cedma – 2001) pero todavía no he visto nuevas aportaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios! Por favor se respetuoso/a

 
Powered by Blogger